Opinión de
María H Betancur
en 17/02/2011
He recibido este escrito, que por ser una sencilla verdad de a puño, me gusto. No sé quién es su autor, pero quien sea, ha dado en el clavo. Por considerar que es muy claro y resume una gran verdad colombiana, lo comparto con ustedes.
"María Mercedes Cuéllar, Presidenta de Asobancaria, que es como el sindicato de los banqueros, salió a reclamar a través de Caracol Radio porque el Ministro de Hacienda y Crédito Público se atrevió a criticar las tarifas abusivas que los bancos cobran a sus clientes por el uso de cajeros automáticos, tarjetas débito, tarjetas crédito, transferencias, consultas de saldo, etc., etc., etc.
Dice la doctora Cuellar que no entiende por qué la gente se queja, ni por qué el Gobierno vigila más al sistema financiero que a otros negocios. Cita como ejemplo a los productores de papa. Ella se pregunta por qué el Gobierno interfiere y vigila las tarifas de los servicios bancarios y no hace lo mismo con el precio de la papa.
Aunque la experta es ella, voy a intentar explicarle a la Presidenta de Asobancaria en dónde puede estar la diferencia.
En primer lugar, creo que el Gobierno se preocupa y está más atento por lo que hacen los banqueros simplemente porque ellos trabajan con nuestra plata, con la de ahorradores y cuenta habientes, y no con la suya. Los paperos, en cambio, trabajan con la de ellos.
En segundo lugar, porque cuando un papero se quiebra, pierde su plata. Aún no se ha sabido de gobiernos que hayan tenido que imponerle un impuesto especial a los consumidores de papas a la francesa para sacar de la quiebra a los cultivadores del tubérculo.
Cuando un banquero se quiebra, en cambio, las pérdidas las debemos asumir todos los ciudadanos así no hayamos tenido nada que ver en la quiebra. Y eso incluye a quienes ni siquiera tenían en ese entonces una simple cuenta de ahorros. Así es: nos ponen impuestos para cubrir las pérdidas del pobre banquero, mientras este se "exilia" en Miami! Recordemos cómo, por qué y para qué se implantó en Colombia el gravamen del 4 por mil.
Creo que también debe influir el hecho de que cuando mejora la producción de papa, los paperos nos rebajan el precio del bulto, mientras cuando los banqueros aumentan sus ganancias, apenas se limitan a presumir del aumento de su riqueza por la prensa. Ni siquiera se les ocurre darnos las gracias por dejarlos que hagan con nuestra plata lo que les da la gana.
Otra razón, se me ocurre, es que no existen listas negras de ex-comelones de papas fritas, mientras abundan las listas negras de deudores morosos del sistema financiero, cercenándole para siempre la vida a millones de ciudadanos honestos, cuyo único pecado fue haberse quebrado sin la opción de que algún 1 x mil llegue en su auxilio.
Los paperos no llaman a media noche a embutirnos una papa salada, pero los bancos llaman hasta en domingo para "convencernos" para recibir una nueva tarjeta de crédito o para recordarnos que el próximo lunes vence la cuota mensual del préstamo que tomamos hace cuatro años y en el cual una sola vez tuvimos la desgracia de demorarnos 3 días en el pago de la cuota, razón por la cual "el sistema" nos considera ya "sujetos de alto riesgo".
Finalmente, doctora Maria Mercedes, los paperos no nos cobran por el uso del costal, el canasto o la sartén. Los banqueros, en cambio, nos cobran por las chequeras, las tarjetas, los cajeros y cuantos "servicios" nos puedan colgar.
Debe ser por eso que el Gobierno se preocupa más por las tarifas que nos impone unilateralmente y sin darnos opción la banca, que por los precios de la papa que regulan el libre mercado y la nobleza de los paperos.Y, finalmente, debe ser por cosas tan simples como esas, las cuales supongo no se estudian en los programas de doctorado en economía, que detestamos a los banqueros, mientras adoramos a los paperos de Colombia".