Opinión de
Sigifredo Serrate R.
en 13/08/2012
SERVICIO MEDICO DE ONCOLOGIA PRESTADO POR LA FUNDACION VALLE DE LILI
Manifestamos en nombre de la Familia Serrate, la inconformidad por el servicio médico prestado a mi hermano Elías Serrate Rivera en el tiempo en que estuvo hospitalizado en ésta Fundación, a causa del cáncer que padeció, hasta que se produjo su fallecimiento.
Debido a que la nueva EPS no contaba con el servicio profesional de Oncología y pensando en que este servicio lo tenía la Fundación Valle de Lili, recurrimos a todos las influencias posibles (que lástima que tenga que ser así y no por el derecho que tiene todo paciente para ser atendido) para trasladarlo esperando que a mi hermano le pudieran realizar Quimioterapia o Radioterapia, como una posibilidad de tratamiento que le diera una mejor calidad de vida.
Por desgracia para nosotros y para nuestro hermano nos asignaron a la Oncóloga Marcela Vallejo, quien no mostró ni la más mínima preocupación por el paciente. Al parecer no leyó la historia clínica, porque después de 5 días de estar internado no le había ordenado examen de hemoglobina, a pesar de la palidez en que se encontraba debido al grado anémico en que estaba por la fuga de sangre que tenía, teóricamente por la úlcera gástrica.
El día 30 de julio, la doctora Vallejo por insistencia nuestra le ordenó el examen de hemoglobina a las 6:30 de la mañana y cuando fui a las 5:30 de la tarde a preguntar por el resultado, me dijo la jefe de enfermeras Natalia Pavón, que aún no tenía el resultado, pero la verdad es que aún no se lo habían tomado. Y mandaron a una enfermera a sacarle la muestra de sangre para el examen que deja mucho que desear por los múltiples chuzones que le realizó sin poder encontrar las venas; tuvo que llamar a alguien que si sabía.
Una hora después llamé a la clínica para preguntar por el resultado y el dato que me dieron era que estaba en 7.2, pero que no era grave. Cuando pregunté si no era peligroso un paro respiratorio por ese ítem, me dijo la señorita Pavón que sólo se producía paro respiratorio cuando llegara a 4.
Para los profesionales que manejan la salud en la clínica no era peligroso a pesar de estar a escasas cifras del mínimo.
Al día siguiente había bajado más la cifra y ordenaron colocar dos unidades de sangre, una la colocaron al medio día y otra en la noche. Dos días después la cifra había bajado a 6.6 y le colocaron dos unidades más, sin embargo mi hermano seguía demasiado pálido y no notamos ni la menor preocupación por parte de la doctora encargada.
Debido a la gravedad de la enfermedad le ordenaron una resonancia magnética de urgencia, la cual se le realizó solo tres días después, debido a la insistencia nuestra.
El día sábado comenzó a agravarse la respiración de mi hermano, luchando por mantenerse vivo y el domingo en la mañana manifestó que había pasado mala noche, por problemas de respiración. Probablemente la hemoglobina estaba llegando al mínimo…
En la tarde que fuimos a la clínica estaba de médico encargado el señor Félix Hernando Aguilar quien nos repitió en varias ocasiones que mi hermano de un momento a otro podía presentar paro respiratorio, mostrándose completamente indiferente y solo esperando su muerte. Yo le pregunté qué se podía hacer para evitar el paro respiratorio y él me dijo que tendrían que entubar, pero la doctora Vallejo no permitía porque no quería nada invasivo. Le dije que llamara a la doctora y que yo lo autorizaba por ser familiar y el señor Aguilar se fue a llamarla y no lo volví a ver hasta dos horas después, cuando mi hermano ya había presentado paro cardio-respiratorio. Estaba tratando de revivirlo después de muerto, cuando nada le había hecho estando aún con vida.
Por otro lado La doctora Vallejo cuando habló con mi hermano y le contó sobre la gravedad de la enfermedad el día 30 de julio, le dijo a mi hermano que le iban a hacer radioterapia, para tratar de minimizar el dolor en sus extremidades inferiores y ordenó que le realizaran un simulacro para señalar el sitio donde se iba a hacer dicho tratamiento. El día 1 de agosto lo bajaron y le hicieron la señalización de los puntos y al día siguiente deberían bajarlo para realizar la radioterapia. Prepararon a mi hermano y durante todo el día estuvo esperando tal evento, pero a las 5 de la tarde, mi sobrina se presentó a Radioterapia, le dijeron que no estaba ni siquiera en la lista y que tenían que volver a hacer la señalización para estar seguros… Este es otro de los eventos en que se ve que la doctora Vallejo estaba totalmente desentendida del paciente.
Nosotros como familia entendíamos la gravedad de su enfermedad y el estado tan avanzado del mismo, pero la doctora Vallejo nos hizo creer igual que a mi hermano, que si había un tratamiento para mejorar el dolor tan intenso que tenía, pero lo único que hicieron fue alargarle la agonía dándole una esperanza en una terapia que nunca realizaron.
La actitud de ustedes fue “como no había nada que hacerle” solo lo dejaron ahí para que muriera, sin hacerle ningún tratamiento y sin tratar de que en su final tuviera una mejor calidad de vida.
Mi hermano Elías, estuvo pagando su servicio de salud, durante 40 años de vida laboral, para recibir al final de su vida un pésimo servicio, desgraciadamente prestado por ustedes y que va en contra de su: Política de calidad de la atención Médico-asistencial:
“Excelencia en salud al servicio de la comunidad con Atención integral en salud con oportunidad, eficiencia y calidad”.
Si analizamos casos de personas de dinero y prestigio (como el caso del doctor Angelino Garzón y su rápida recuperación), nos damos cuenta lo privilegiadas y afortunadas que son algunas personas que tienen en este país su medicina prepagada y otras personas como mi hermano que solo pagaba servicio de EPS, no fue atendido ni rápido, ni eficientemente.
Sabemos de la gran crisis que aqueja al sector de la salud en Colombia, pero ustedes ayudan a evidenciarlo y no por falta de recursos, sino por falta de actitud ante la vida, porque sólo les interesa los ingresos económicos que puedan generarle éste NEGOCIO, olvidando por completo el Juramento Hipocrático.
Si considero, apropiado resaltar la excelente atención de las niñas enfermeras durante el tránsito de mi hermano en la clínica...
Cordialmente,
Sigifredo Serrate Rivera